Este 2019 será un año que siempre recordaré pues cumplí una meta viajera: terminar de conocer las 7 Maravillas del Mundo.

Por eso no quiero acabarlo sin antes escribir cómo fue alcanzar este sueño que me llevó a lugares tan lejanos en los últimos 5 años.

Todo empezó en noviembre del 2014 cuando conocí el Coliseo Romano, aunque en ese momento no tenía idea que empezaba este singular recorrido. Esa vez, simplemente visité ese lugar pues era un sitio que desde niño soñaba conocer (me gusta tanto que he ido al Coliseo otras dos veces desde entonces).

Al año siguiente, en 2015, la aerolínea Avianca lanzó una promoción de boletos aéreos desde Costa Rica hasta Perú en $100 y por supuesto que la aproveché. En junio visité Machu Picchu, mi segunda Maravilla del Mundo, y en ese momento fue cuando se me vino a la mente:

“¿Por qué no continuar y conocer las siete?”. Y de inmediato me dije a mí mismo: “Reto aceptado”.

Un año después, en marzo, viajé a Cancún, México. A diferencia de la mayoría, mi principal objetivo no era disfrutar las playas (que son bellísimas) sino conocer mi tercera Maravilla del Mundo: Chichén Itzá.

Sabía que para concluir la lista tenía que aventurarme más lejos de casa (soy de Costa Rica por cierto) y en el 2017 el país elegido fue Jordania. Allí conocí Petra, mi cuarta Maravilla del Mundo, un lugar ante el que me quedo corto al describirlo, es espectacular, mágico… ¡Por favor conózcanlo!

Acá debo detenerme y decir que visitar Petra me hizo conocer un lugar tan maravilloso como lo es Jordania, es un país que se robó un pedacito de mi corazón.

Además, el vuelo de regreso tenía una escala de 24 horas en El Cairo, Egipto, y gracias a eso visité la pirámide de Giza, la única de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo que sigue en pie.

En 2018 la interrogante era visitar la Gran Muralla China o el Taj Mahal en India y la “experiencia” viajera me permitió conocer las dos en un mismo viaje, fue un 2×1.

Conseguí un vuelo a Delhi con una escala de más de 20 horas en Beijing, lo que me dio tiempo de sobra para visitar la Gran Muralla China, mi quinta Maravilla del Mundo.

Para aprovechar el tiempo contraté un tour. Me recogieron en el aeropuerto, fui a la parte de Mutianyu, pude recorrerla varias horas y luego descendí por el tobogán, ¡esto último es muy divertido! No lo dejen de hacer

Un par de días después estaba en Agra, India, para conocer mi sexta Maravilla del Mundo: el Taj Mahal.

Solo necesito una palabra para describir ese lugar: perfección. Es lo único que se puede pensar al ver un edificio tan hermoso y bien hecho.

Y así llegamos al 2019 y era claro que este año había un país que sí o sí tenía que estar en mi lista: Brasil. Y en junio puse rumbo a Sudamérica para conocer mi sétima Maravilla del Mundo: el Cristo Redentor.

La experiencia inicia desde la entrada ya que para subir al cerro del Corcovado se toma un colorido tren y las vistas de Río de Janeiro son espectaculares.

Debo reconocer que no tenía muchas expectativas con el Cristo de Corcovado, pero dichosamente estaba equivocado pues es una estatua impresionante que combinada con todo el paisaje la hace digna de estar en esa lista.

Y ahí, abrazado por una estatua de 38 metros, sentí una hermosa satisfacción de cumplir una meta que, literalmente, me hizo recorrer el Mundo y maravillarme por lugares que siempre vivirán en mi memoria. ¡Gracias 2019 y a mi novia por acompañarme a cuatro de las siete Maravillas del Mundo!